David Ferrer subrayó las distancias que le separan del suizo
Stephane Bohli, 278 del ránking, y solventó sin sobresaltos el
segundo duelo de la eliminatoria que mide al conjunto hispano y al helvético para lograr el
primer punto para España tras vencer por 6-3, 6-2 y 6-2.
El tenista alicantino, decimoquinto de la ATP, solventó en
menos de dos horas el compromiso frente un adversario menor. Y enmendó el panorama del equipo de
Emilio Sánchez Vicario, truncado por la
Ferrer sacó adelante el partido con comodidad. Bohli, el último recurso del conjunto helvético, tuvo su particular e inesperado protagonismo impulsado por las ausencias de
Roger Federer y George Bastl, la lesión de
Stanislas Wawrinka y la inexperiencia absoluta como jugador individual de
Yves Allegro, el tenista que completa el cuarteto helvético en Ginebra.
No hubo milagro para Bohli,
plagado de carencias tal y como demuestra su escaso bagaje. Debutante en
Copa Davis, el tenista local, de veintitrés años, sólo data dos partidos en el circuito a lo largo de su carrera. Ambos con derrota.
Las
limitaciones del suizo fueron
evidentes. Táctica, técnica y físicamente. Terminó con calambres, que ya le amenazaron a la hora y media de juego. Sólo fue capaz de romper el saque de Ferrer en una ocasión. En el tercero, un parcial en el que sólo fue capaz de ganar uno de sus servicios. Su entrenador,
Severine Luthi, pensará mucho recurrir a Bohli para la última jornada. La decisiva.
Ante esta tesitura, una derrota del español hubiera sido un cataclismo.
Ferrer estuvo firme y sacó el duelo con solvencia. Dejó el duelo equilibrado, pendiente de la inclinación que adopte tras el dobles y del desenlace de la última jornada.
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